sábado, 8 de diciembre de 2007

"DATE" ~ Poema de Agustín Acosta, Poeta Nacional de Cuba

DATE

¡Corazón, qué alegría! La luz del sol colora
todo cuanto fue denso y obscuro en la borrasca,
tanto en el campo ornado de flores y renuevos
cuanto en la ya marchitas llanuras de las almas.
Mira los tiernos brotes. La música campestre
enreda melodías en torno a las montañas.
¿No escuchas? En los árboles despiertan mil violines;
maitines sorprendentes aran la madrugada,
y ya tan sólo queda un húmedo recuerdo
del fúnebre y espeso responso de las ranas.
¿De que modo interpretas, corazón, esta música?
La selva es una bóveda de basílica arcaica
donde mil sacerdotes invisibles ofician
en una misa inmensa de cuerpos y de almas.
¿Y no sientes el ansia de darte todo entero,
como si te asistiera la verdadera gracia?
¿Que a quién habrás de darte? -preguntas-. Pues a todo:
al sol que te da vida, al pájaro que canta,
a la noche que es madre de sombras y de estrellas,
al árbol que no quiere morir joven, y arraiga
en las piedras que antaño rodaron junto al río;
al río que te ofrece sus peces y su agua;
al hombre que se encorva sobre el arado lento;
al buey que te demanda perdón en la mirada;
a la casita triste sin árboles ni flores;
a la cañas que ondulan a los vientos que pasan;
al niño que descalzo corre sobre la tierra,
y es como si estuviera pisoteando su infancia.
A todo, corazón, tienes que darte, a todo;
ofrecer lo que es tuyo, y quedarte sin nada.

Te esta necesitando la noche, por ser noche;
por no saber si un día llegará a ser mañana.
Te están necesitando las plantas y los hombres,
el animal domestico, la tierra, la alimaña.
La madurez del fruto te está pidiendo ayuda.
Todas las cosas, todas, te están pidiendo alma.
Tienes que darte, tienes que darte todo entero:
los corazones buenos no necesitan nada.
Date, pues, corazón, con la frescura alegre
de una manantial que goza en ofrecer su agua.
Todas las cosas viven, todas las cosas vibran.
Aun lo mas negro emite destellos de esperanza.
Aunque tú no lo creas, todo cuanto tu adviertes
clama por la armonía noble de tu palabra.
Háblale al sol, al río, al árbol, a la luna.
¿No te hablas a ti mismo sin estar loco? Habla
a todo cuanto existe, montaña, piedra, nube,
camino que se pierde, incendio que se apaga,
humo que en barcas leves navega a lo infinito,
cuevas que son pequeñas noches en las montañas,
ríos que están urdiendo travesuras marinas,
hombres que están soñando imposibles estatuas…
Y verás cómo es dulce,–¡oh, si!–desposeerse
de todas esas cosas que en otros pechos faltan,
y nos hacen avaros, y egoístas, y mudos…
Y cuando te detengas a contemplar la dádiva,
verás que sólo damos aquello que nos sobra,
¡ya que sólo con ser un corazón nos basta!

Agustín Acosta

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"al sol que te da vida, al pájaro que canta,
a la noche que es madre de sombras y de estrellas,
al árbol que no quiere morir joven, y arraiga
en las piedras que antaño rodaron junto al río;
al río que te ofrece sus peces y su agua;
al hombre que se encorva sobre el arado lento;
al buey que te demanda perdón en la mirada;
a la casita triste sin árboles ni flores;
a la cañas que ondulan a los vientos que pasan;
al niño que descalzo corre sobre la tierra,
y es como si estuviera pisoteando su infancia.
A todo, corazón, tienes que darte, a todo;
ofrecer lo que es tuyo, y quedarte sin nada".

ENHORABUENA, SARITA, POR PUBLICAR ESTE CANTO A GAIA, LA MADRE TIERRA, Y A LA HUMANIDAD. ES UN PLACER VISITAR BLOGS COMO EL TUYO. LAS VOCES DE LOS DEMÁS PUEDEN SERVIRNOS PRESTADAS PARA QUE SE OIGA LA PROPIA VOZ.
ABRAZOS

Anónimo dijo...

Hace muchísimos años buscaba este poema. Me lo sabía de meoria desde mis tiempos de adolescente en Cuba y nunca lo encontré publicado aquí. Hasta hoy que traté de nuevo. Creo que el único lugar donde aparece publicado en internet es en tu blog.
Gracias porque después de más de 40años he vuelto a leerlo.
Aimée